Hoy charlamos con Carlos de la Cruz, un referente en el campo de la sexología y Doctor en Psicología con más de 40 años de trayectoria en las disciplinas. Su importante trabajo abarca desde formar a los profesionales del futuro en nuestro Máster en Autismo y en otras universidades, hasta divulgar e investigar en –especialmente– el ámbito de la sexología.
Hablar de sexualidad con nuestros hijos es indispensable: implica hablar de consentimiento, autoconocimiento, autodeterminación… Al mismo tiempo que es indispensable, a veces no es fácil (o sí lo es, como nos cuenta él en la entrevista).
Tanto si tienes hijos como si eres profesional, no puedes perderte la entrevista con Carlos. ¡Disfruta!
GATEA: Hablar de sexualidad no es fácil, y parece que cuando entra en juego el autismo se vuelve aún más complicado. Sin embargo, es muy, muy, importante. Así que… ¡hablemos de ello! ¿Cuáles son las principales dificultades y necesidades en el ámbito de la sexualidad que suelen tener las personas con TEA?
CARLOS: Lo curioso es que yo voy a empezar afirmando que hablar de sexualidad es fácil. Basta con un poco de empeño y mucho de sentido común. Tener buena disposición, contar verdades, y no tener miedo a mostrarte como eres. Lo que significa que la vergüenza y el titubeo, si se reconocen, están permitidos.
Con estas premisas con las personas con TEA no debería ser muy distinto, asumiendo los problemas de aprendizaje. Pero sus necesidades son parecidas a las del resto de la población. Necesitan conocerse tanto como sea posible, su cuerpo, sus genitales, así como otros cuerpos y otros genitales, entender las erecciones, la menstruación, etc. ¿Dificultades? Claro que las hay, pero, no mucho mayores que para el aprendizaje de otros aspectos de la vida cotidiana y no hemos renunciado a intentarlo tantas veces como haga falta ya sea con palabras, pictogramas u otros sistemas de comunicación.
GATEA: A veces, las familias se sienten perdidas en este sentido. Sea por falta de conocimiento, por miedo a equivocarse, o incluso por vergüenza, la sexualidad no se aborda lo suficiente. ¿Cuáles son las claves para que las familias y profesionales sean un apoyo en el desarrollo afectivo y sexual?
CARLOS: Las familias son una pieza clave, pero no toda la responsabilidad es suya. Lo que nos lleva a que la coordinación entre profesionales y familiares se vuelve imprescindible. Mi experiencia me dice que la mayoría de personas quieren mucho a sus familiares con TEA y que harán todo lo que esté en su mano para mejorar su calidad de vida. En el momento en que entienda que la educación y la atención a la sexualidad forman parte de la calidad de vida les tendremos de nuestro lado.
Pero no basta con tenerles al lado. Debemos dotarles de las capacidades suficientes para que puedan jugar el papel que les corresponde. No es un problema de mucho o poco conocimiento. pues no hacen falta ser grandes expertos en sexología. Tampoco el miedo a equivocarse o la vergüenza deben servir de excusa. El problema no es equivocarse el problema es quedarse en el erro del silencio. Y la vergüenza, cuando se reconoce, forma parte de un buen aprendizaje: mi familiar se muestra como es. En definitiva con las familias hay que trabajar desde el minuto uno para que estos fantasmas dejen de serlo.
GATEA: Con el miedo, las dudas y la vergüenza también vienen, a menudo, errores y “mitos”. ¿Cuáles son los “mitos” o malentendidos más comunes que has observado sobre la sexualidad en personas con TEA?
CARLOS: Me gusta creer que muchos de estos mitos ya podemos ir hablándolos en pasado. Si no fuera así las charlas y las formaciones sobre Sexualidad y personas con TEA estarían vacías y sucede justo lo contrario. Hay muchas ganas de aprender. Luego hay un mito que ya se ha caído. Las personas con TEA no tienen sexualidad o su sexualidad no interesa.
Otro mito es el de “infantilizar”. Es cierto que la mayoría de personas con TEA cuando llegó la adolescencia no exigieron eso de “no me trates como un niño” pero es igualmente cierto que dejaron de serlo. Pasaron de la infancia a la adolescencia y ese paso “biológico” es un paso que deberíamos dar con ellos o ellas y actuar en consecuencia. Cambiar la mirada. Lo que nos implica tanto a profesionales como familiares.
Un mito más (podría citar algún otro) y muy específico de personas con TEA es la creencia de que mejor que la sexualidad esté dormida. Por eso el miedo a hablar de ella. Porque si se despierta se corre el riesgo de que se desboque y se vuelva irrefrenable. Sabemos que no es así. Y en los pocos casos que pudiera suceder, sabemos también cómo actuar para encauzar lo que se muestra de manera inadecuada. Pero también sabemos que instalarnos en el silencio por evitar ese riesgo es perjudicar con toda seguridad.
GATEA: Y, por supuesto, no podemos dejar de hablar del CONSENTIMIENTO. Con mayúsculas. ¿De qué forma se puede enseñar a una persona con TEA a gestionar los límites y el consentimiento en sus relaciones interpersonales?
CARLOS: Para evitar caer en la sobreprotección y en lo de “infantilizar”, yo suelo proponer que hay que tratar de que sean capaces de tomar decisiones, por muy pequeñas que sean. Pero a la vez hay que proponer límites claros. Les tenemos más en cuenta porque ya no están en la infancia y por la misma razón no les dejamos que hagan lo que quieran en cualquier momento.
¿Qué tiene que ver todo esto con el consentimiento? Imaginemos un chico con TEA que siempre se tiene que sentar donde el decide. Y por no discutir hasta llegamos a decirle a su hermano que se levante y que le deje el sitio. O a otra persona con TEA que interrumpe siempre conversaciones sin que nadie se lo reproche, o que se cuelga de tu brazo, o que te exige un beso, invade tu espacio… si tiene interiorizado el patrón “me salgo con la mía”, si no ha aprendido que hay límites, ¿qué patrón llevará a sus relaciones? El consentimiento, el tener en cuenta al otro o la otra, el saber que no siempre se hace lo que tú quieres, es algo que se debe llevar aprendido al mundo de las relaciones. Y no tener que aprenderlo allí.
GATEA: Eres un referente en el campo de la sexología. Para todos los profesionales y familias que nos están leyendo, ¿podrías hablarnos acerca de cuál es la mayor lección o aprendizaje que has tenido en tu carrera hasta la fecha? ¿Y qué es lo que más disfrutas de tu trabajo? ¿Algún consejo para futur@s sexólog@s o psicólog@s?
CARLOS: Si escucháramos alguna de mis charlas de hace 30 años y luego alguna de las de ahora veríamos que en muchos aspectos son muy distintas. Honestamente creo que las de ahora son mejores. Y eso es por todo lo que he aprendido de quienes han participado en formaciones y en charlas. Con sus comentarios, con sus preguntas y sus aportaciones. De algún modo todo lo que cuento y escribo pertenece a quienes creía formar, cuando en realidad el que se estaba formando era yo. Ese es mi mayor aprendizaje. Aprender a ver a través de los ojos de profesionales y familiares. Que una persona con TEA es única y no vale con un talonario de recetas.
¿El consejo? Actitud. No “desembarcar” como el que va a la conquista o a colonizar tierras. Aproximarse a las personas con TEA, sus profesionales y familiares para llevarles conceptos y criterios pero con la actitud de que al final (y desde el principio) esos criterios han de ser consensuados entre toda las personas implicadas. Hay veces que se requiere tiempo y educación para llegar a ese consenso y entonces hay que ofrecer ese tiempo y esa educación. Tratar de evitar la prisa y la receta mágica.
CONCLUSIÓN
Las personas con TEA, al igual que yo y todas las personas que ahora estéis leyendo este texto, necesitan aprender a conocerse, aprender a aceptarse (con su peculiar identidad y su orientación de deseo) y a poder expresar su sexualidad de modo que les pueda generar satisfacción o bienestar. Para esos objetivos debería hacer falta siempre educación sexual, pero la diferencia entre las personas con TEA y el resto, es que el resto sin la adecuada educación sexual puede llegar a “apañarse” y las personas con TEA, si su entorno no se pone a ello, las posibilidades de que todo salga mal son más altas. Toca arremangarse y ponerse a la tarea. No cabe otra. Lo dije al principio y lo vuelvo a decir a hora: es fácil y es imprescindible la coordinación.
Esperamos que hayas disfrutado de la entrevista con Carlos. Seguro que has aprendido un montón, puede que incluso tu perspectiva de los expertos en autismo haya cambiado. Un último mensaje antes de cerrar esta edición: ¡FÓRMATE!.
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Juntos, hacemos mejor el mundo de las personas con autismo y su entorno.
Os mandamos un abrazo muy grande,
Equipo Gatea
Conoce el programa del Máster en Trastornos del Espectro del Autismo de Gatea, el más completo del mercado. Déjanos tus datos y en seguida te lo mandaremos a tu correo electrónico.
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